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¡¡¡¡SSSSEEEEXXXXOOOO!!!!


Ahora que tengo su atención, déjenme decirles que, efectivamente, les voy a hablar de sexo, sólo que no como lo imaginan.
Hace ya un par de años escribí el siguiente texto para la, en ese entonces, única revista especializada en cómics que se "editaba" en México. Si mal no recuerdo fue con este artículo que debuté en una publicación impresa, por lo que le tengo especial cariño, a pesar de que considero que no quedó tan bien como lo esperaba.
De todas formas, lo anterior no impide que me guste, en parte por ser mi pinino editorial, y también porque trata sobre una obra de difícil acceso y aún más difícil comprensión. Si pueden léanla.

Lost Girls. La pérdida de la inocencia (y la ganancia de una vida).

Al igual que en el cine, la pornografía se considera un género menor, apto sólo para pervertidos y enfermos mentales. Alan Moore ha logrado demostrar no sólo que puede ser una herramienta más en la narración de una historia, sino que también puede existir algo llamado arte porno.
Las Perdidas.
El título hace referencia a tres muchachas que sufrieron (o gozaron, dependiendo del cristal con que se mire) un importante cambio durante su adolescencia temprana: el descubrimiento de su sexualidad. Lo anterior no sería una anécdota suficiente como generar una novela gráfica que consta de 3 tomos y 264 páginas, pero si observamos que las tres mujeres son tres de los más importantes personajes de la literatura infantil, entonces la cosa cambia.
La novela trata sobre el encuentro de Alicia -después de su recorrido por el país de las maravillas-, Dorothy –quien posee un para de zapatillas plateadas como único recuerdo de su viaje por la tierra de Oz-, y Wendy –quien no se volvió a encontrar con la estrella de Nuncajamás-. Las tres muchachas convergen en un hotel austriaco únicamente para descubrir que lo que tienen en común es algo más que las memorias olvidadas de sus travesías por parajes de fantasía, algo que las hace encontrar un aspecto que creían perdido desde el momento mismo que conocieron la capacidad de su cuerpo para sentir placer.
En efecto, las tres mujeres redescubren el gozo del sexo como una forma de expresión, una forma de liberarse de las ataduras impuestas por la sociedad, en especial las de los hombres y, de una manera entre onírica y alucinatoria, Alan Moore realiza un análisis extremadamente complejo y completo sobre la sexualidad reprimida en las obras originales de los personajes.
Art pornó.
A primera vista, Lost Girls parece un obra pornográfica en donde su único objetivo pareciera ser el mismo del cine comercial de ese género: presentar desnudos al por mayor, escenas de sexo gratuito y sin fundamento, presentar a la mujer como un objeto, y la que sin duda es la característica que define al porno, parece estar dirigido únicamente al público masculino.
Una lectura más profunda revela que, si bien los desnudos abundan por toda la obra, estos no son más que la herramienta que el escritor utiliza para mostrar que las mujeres se han liberado de todo tipo de ataduras, viviendo una libertad que ni siquiera las ropas les podrán quitar. Estando desnudos, los personajes son capaces de abrirse entre ellos (tanto figurativa como literalmente) y mostrarse tal cual son, seres humanos con necesidades afectivas, emotivas y, por supuesto, físicas.
La diversidad sexual es un elemento muy importante dentro de la novela, y es lo que marca la pauta para que se defina como una obra incluyente y sobre todo, apta para todo tipo de público. Las mujeres son tratadas como seres independientes, fuertes y decididos, que pueden elegir cuando y con quien van a gozar. Los hombres descubren que tener relaciones entre ellos puede ser una manera más de burlarse de las mujeres y de darse cuenta que lo suyo no era la heterosexualidad, o por lo menos, que el bisexualidad otorga mayores posibilidades de obtener fuentes de placer.
Sexo y niveles.
Como toda la obra de Alan Moore, Lost Girls no es una lectura lineal, y su seguimiento puede volverse difícil si no se presta atención hasta al más mínimo detalle. El arte de Melinda Gebbie (ilustradora de algunos segmentos de Tomorrow Stories y esposa de Moore) también narra parte de la historia, por lo que es de suma importancia detenerse en cada viñeta y observarla desde la figura central hasta los fondos, pues uno nunca sabe lo que el dibujo puede contarnos.
Si uno decide leer la novela de corrido podrá obtener una lectura pasional y excitante (en el sentido sexual), pero la experiencia estaría incompleta y además sería un insulto a los creadores, pues ellos se han tomado las molestias de realizar una obra que envuelva los aspectos más relevantes de la sexualidad humana representados en las narraciones de los tres personajes principales, además de realizar una especie de psicoanálisis –sin la misoginia característica de dicha disciplina, claro está- de las aventuras referidas, transformándolas de meras anécdotas fantásticas a una realidad en la que cada una de ellas sufrió un despertar a la sexualidad, si no brusco, por lo menos inesperado y bastante placentero, al grado de marcarlas para siempre y separarlas como individuos, pero al mismo tiempo, unirlas como solo la pasión puede hacerlo.
El viaje de cada una no es más que el deseo de dominar cada parte de su cuerpo, descubriendo las posibilidades que el autoconocimiento puede traer. Dorothy es presionada por la amenaza de un tornado, y es el miedo la muerte lo que la hace despertar al autoplacer sexual. Wendy descubre que el amor familiar puede ser más que eso, y necesita de un extraño para abrir los ojos. Alicia se escapa de lo que podría ser un evento traumático –es abusada por alguien mayor- y lo convierte en un reflejo, un tanto narcisista, de su vida por venir. Si uno lee con atención, y un poco de morbo, las obras originales de los personajes podrá darse cuenta que no son tan inocentes como aparentan, al contrario, todas ellas envuelven un fuerte contenido sexual, del que Alan Moore y Melinda Gebbie beben para entregarnos una odisea netamente pornográfica.
Coitus perenne.
Alan Moore vuelve a lograr una obra nada complaciente y nos entrega la muestra de que, tratada con respeto y seriedad, la pornografía es una herramienta narrativa más completa que el mismo erotismo. El objetivo de la novela no es provocar una rato de calentura, el objetivo es demostrar que cada quien dueño de su cuerpo, de sus emociones y de sus posibilidades. Lost Girls es el sueño de todos: la libre expresión en su más amplio sentido, el carnal.

Friquipedia:

-Alicia aparece originalmente en Alicia en el país de las Maravillas y continúa sus aventuras en Alicia a través del espejo, ambas escritas por el inglés Lewis Carrol. Frank L. Baum es el creador de Dorothy, quien aparece por vez primera en El Mago de Oz y es un personaje recurrente en las trece novelas que le siguieron. Wendy es resultado de la imaginación de J. M. Barrie, quein la creo para Peter Pan.

-Alan Moore es conocido por haber creado clásicos del cómic entre los que destacan V for vendetta, Miracleman, The League of Extraordinary Gentlemen, y el que se considera el mejor cómic jamás escrito, Watchmen, que junto con The Dark Knight Returns de Frank Miller, sentó las bases del cómic moderno.

-Moore suele utilizar personajes literarios clásicos para sus cómics debido a que los derechos de autor ya han expirado y se han vuelto del dominio público, sin embargo, Lost Girls no ha podido ser publicada a Inglaterra debido a que los derechos de Wendy todavía le pertenecen a los herederos de J. M. Barrie. Se supone que esos derechos caducan en 2008, por lo que los lectores ingleses se quedarán esperando hasta entonces.

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