Cuando uno comienza a escribir se genera cierta adicción por exponer ideas, transmitir datos y por ser leído. Por supuesto que en una publicación con número de páginas limitado, tendrá máyores oportunidades de serlo aquel que ocupe más páginas con su prosa. De ahí que las ganas por ocupar el lugar del artículo central en la extinta revista de cómics nunca se me quitaran. Cuando me ofrecieron ocuparlo no dudé ni un instante, lo utilizaría para explayarme sobre le Universo Ultimate de Marvel, en su momento los mejores cómics de superhéroes.
El siguiente texto nunca vió la luz, algún (a) editor (a) miope lo consideró no apto para engalanar la prestigiosa publicación. En fin, que después de varios años he decidido hacerlo público. Para aquellos enciclopedistas tengo que advertir que fue escrito mucho antes de que se editara Ultimatum, y cuando miniseries como Ultimate Human eran tan sólo un rumor. No decidí actualizarlo debido a que la información más reciente está disponible casi en cualquier lado.
Aún así quiero que lo conozcan por si hay dudas sobre el origen de dicho universo. Si no lo han léido ¿Qué esperan?
El texto es tan largo que lo dividí en dos partes, mientras disfruten la primera.
ULTIMATE MARVEL. CÓMICS PARA EL SIGLO XXI.
¿Qué se necesita para que una línea de cómics sea exitosa? ¿Buenos dibujantes? ¿Mejores escritores? La Casa de las ideas sabe que nada es tan bueno como los clásicos, así que ¿Para qué componer lo que no está roto? Simplemente tómense los personajes insignia, háganlos cool para las nuevas generaciones y listo, el universo Ultimate está dispuesto para conquistar a los fanáticos.
El poder y la responsabilidad.
A pesar del sudor que corría por su frente, Brian Michael Bendis aparentaba tranquilidad escudándose en uno que otro chistecillo que le contaba a Joe Quesada y Bill Jemas, futuro editor en jefe y presidente, respectivamente, de Marvel Comics, el gigante editorial que se encontraba pasando por una de las etapas más difíciles de su historia. Entre un marasmo de malas decisiones corporativas, pésimo interés creativo y un mercado comiquero reventado, la casa editorial había llegado a la bancarrota, cobijándose bajo recovecos legales para impedir que sus personajes pasaran a formar parte de cualquier otra editorial. Pero más que las dificultades financieras, lo que preocupaba a Jemas era que los lectores de cómics estaban envejeciendo. Ya no había niños leyendo las últimas aventuras del Araña, en halloweeen nadie se disfrazaba de Hulk o de la Mole y en las tiendas especializadas el promedio de edad era de 35 años. Jemas sabía que de seguir así, la industria del cómic moriría de vieja junto con el último lector.
El nerviosismo de Bendis estaba fundamentado. A Jemas se le había ocurrido la maravillosa idea de revisitar la historia de los personajes emblema de la empresa, adecuándolos a los aires del siglo que recién estaba por comenzar y eliminando las décadas de continuidad que más que enriquecerlos, parecían hundirlos en la confusión, pues ningún neófito podía agarrar un número cualquiera de las series publicadas y entender de qué iba la historia. Además los tiempos habían cambiado, lejos estaban los temores a la radioactividad, la guerra fría y los movimientos sociales de los años 60, lo de fin de siglo era la tecnología de punta, la irreverencia y el internet. La generación Z no conocía las grandes sagas que cimentaron el universo Marvel ni se sabía al dedillo todas las identidades de Wolverine o los miembros que habían transitado por los Cuatro Fantásticos, Jemas sabía que había que reintroducir a los personajes a un nuevo mundo de lectores, lectores que no necesitaran conocer nada acerca de los personajes salvo lo básico.
Y Bendis lo sabía también. Sabía que Spider-man había perdido su encanto; sabía que él podía hacer que una nueva generación se fascinará con lo que volvió al personaje un ícono de la cultura pop; sabía que era lo que le hacía falta en la actualidad; y también sabía que una obra de esa magnitud podía lanzarlo al estrellato… o hundirlo como uno más de los escritores revisionistas que pulularon en los noventa (¿Estás leyendo John Byrne?).
Hijos del átomo.
Ultimate Spider-man # 1 destrozó todo tipo de especulaciones que se pudieran haberse hecho al respecto. La manera en que se adecuó el personaje a los tiempos modernos –a Peter ya no lo muerde una araña radioactiva, ahora es mordido por una araña genéticamente modificada-, la fluidez en el diálogo de Bendis –Peter habla, piensa y se comporta como un adolescente- y, sobretodo, el respeto al ícono, le valieron aplausos tanto por los lectores como por la crítica. Poco importó que Bendis hubiera escrito en siete números lo que a Stan Lee le tomó 11 páginas, el nuevo Spider-man era atractivo –y adictivo- para lectores casuales, quienes se fascinaban por identificarse con el personaje, y para veteranos, quienes alababan el regreso a las raíces perdidas.
El experimento había triunfado. El relanzamiento del personaje significó las más altas ventas para Marvel en años y posicionó a Bendis y a Mark Bagley –dibujante- como superestrellas. Marvel volvía a ocupar su lugar correspondiente en la estima del respetable y Bill Jemas sabía que había que aprovechar el momentum, ahora revisionando la segunda franquicia de la empresa: los X-Men, quienes estaban frescos en el imaginario colectivo al triunfar en su propia película. Sin embargo, Joe Quesada tenía en cuenta que uno de los errores de Marvel en los noventa fue inundar el mercado con series que explotaban hasta la nausea cualquier indicio de éxito, fueran personajes o formatos, por lo que rápidamente acordó con Jemas en cuidar la calidad de cada serie que se publicara bajo el sello, entendiéndose esto como no lanzar una serie nueva hasta tener al equipo creativo correcto ni abusar en el número de series en publicación. El futuro del universo Ultimate estaba asegurado.
Por supuesto que la primera opción para dar el tratamiento Ultimate a los X-men fue el mismo Bendis pero, comprometido como estaba con el proyecto, declinó la oferta argumentando que no se sentía capaz de escribir un cómic centrado en un equipo. Por recomendación del mismo Bendis, y por volverse famoso al escribir un pequeño cómic de culto –The Authority-, Mark Millar, acompañado de un Adam Kubert más que pulido en ilustrar a los mutantes, llegó rompiendo tabúes y regenerando personajes, pero manteniendo el espíritu de protesta que marcó a la serie original. Ultimate X-men # 1 presentó al equipo enfundado en trajes de cuero, lo que enganchó a los fans de la película, y actitudes más proactivas, lo que sedujo a los conocedores de los personajes originales. Aquí Wolverine es el asesino que siempre debió ser, Cyclops sí se comporta como líder y Jean Grey es una dama de armas tomar (incluyendo las de Wolverine). Volviendo a narrar los clásicos, aunque con una visión más cínica, Millar consolidó al universo Ultimate como el lugar más agradable y, paradójicamente, original para contar historias dentro de Marvel.
Personas de destrucción masiva.
Ya cimentado el éxito creativo y financiero de la línea, lo único que restaba era decidir qué tan grande sería el universo y qué personajes serían acreedores a la “ultimatización”. Para tantear un poco el terreno, se lanzó un título antológico Ultimate Spider-man Team-Up en dónde Bendis jugaría con varios personajes del universo Marvel tratando de adaptarlos al nuevo terreno. Lo que hacía diferente a este título, aparte de las recreaciones de algunos personajes –entre los que aparecieron Iron Man, Blade, Dr. Strange y Shang Chi-, es que el arte estuvo a cargo de dibujantes pertenecientes a la escena independiente –destacando Mike Allred, Phil Hester y Terry Moore-, por lo que la serie se consideró un logro en cuanto funcionó como escaparate de un dibujo poco convencional. El mismo Bendis escribió el cómic de una manera poco ortodoxa, combinando historias serias y enriquecedoras de la continuidad Ultimate (P. Ej. Los números de Hulk) con narraciones satíricas, fuera de continuidad, que confundieron a más de uno (P. Ej. El número de los Cuatro Fantásticos). A lo largo de los años de existencia del Universo Ultimate, y más ahora que ya tiene una continuidad establecida, Bendis ha señalado que de esa serie aproximadamente el 80% forma parte del canon y el resto no debe ser considerado como tal, lo que no ha dicho es qué si y qué no.
Poco después, Marvel decidió que era tiempo de trasladar a los héroes más poderosos de la Tierra a esta nueva tierra de aventuras. Nuevamente de la mano de Mark Millar, y esta vez apoyado en el trazo ultradetallista de Bryan Hitch, los Avengers sufrieron el cambió que quizá terminó por el ser el cómic por el que el universo Ultimate será recordado. The Ultimates es el título que se le dio a la serie que narraría las peripecias de Captain America, Thor, Hulk, Iron Man y asociados, y ya desde el título nos damos cuenta que no se trataba únicamente de otra reimaginación de historias clásicas, aquí los personajes se erigen como entidades propias, adquiriendo una tridimensionalidad que opacó a su contrapartes del universo original.
Millar utilizó en The Ultimates las mismas herramientas que hicieron de The Authority un clásico de nuestro tiempo: un realismo atroz, un cinismo rampante y un humor negro pesadísimo, sólo que esta vez era con personajes de Marvel, lo que despertó el interés y el morbo de los lectores. La polémica se tradujo en una apreciación por parte de los lectores, lo que a su vez se convirtió en ventas, y Millar se consagró como uno de los mejores escritores de los últimos años. Jemas y Quesada no podían estar más contentos, habían logrado lo imposible, rejuvenecer a su personajes, no fracasar en el intento, atraer nuevos lectores y regresar al medio comiqueril a su lugar como proveedor de emociones.
Gran Robo a America.
El éxito de este Universo alterno fue tal que comenzaron a circular rumores –y en cierta forma, deseos- acerca de que Marvel planeaba desaparecer el universo central (o 616 como también se le conoce) y lo iba a suplantar por el universo Ultimate, relanzando a todos los personajes desde cero, algo muy parecido a lo que su rival DC realizó con Crisis en las Tierras Infinitas. Fue Quesada quien desmintió dichos rumores, además de oponerse rotundamente a un crossover entre ambos universos, postura que mantiene hasta la fecha y que ha terminado por dotar al universo Ultimate de un aura de unicidad, manteniéndolo como un subsello y no como una mera realidad alterna.
A pesar del cuidado que se tuvo de no expandir la línea para no saturar a los lectores, era inevitable que se tratara de exprimir un poco más a la gallina de los huevos de oro y fue mediante una treta ideada por Jemas que se intentó lanzar un título completamente original para este universo . Ultimate Adventures se llamó uno de los títulos competidores en U-Decide, un concurso en el que los lectores decidirían cual de las tres series se seguiría publicando después de pasado el tiempo de prueba. Éste título fue escrito por Ron Zimmerman, guionista de cine y tv, amigo de Jemas. En él podemos conocer las aventuras de Hawk-Owl y Woody, parodias de Batman y Robin que no tienen contraparte en el universo Marvel original, que no terminaron por agradar al público seguidor de la línea. De hecho, este título es considerado como un intento descarado por explotar el sello Ultimate, y así fue visto en su tiempo, por lo que los lectores lo castigaron no comprándolo. Esto, y el continuo retraso de su publicación, lo sepultaron sin permitir conocer si realmente tenía conexión con el resto del universo.
El otro intento por expandir la línea fue, sino más sincero, por lo menos más cuidado en la etapa de planeación. Ultimate Daredevil and Elektra significó la aparición del defensor de Hell’s Kitchen y su amor platónico dentro de esta línea. El encargado de relatar las aventuras de estos dos vigilantes fue el novelista Greg Rucka, famoso por sus thrillers que se han convertido en best sellers, en donde el espionaje es el eje central, razón por la que se le encargó la realización del cómic. Con este título comienza a notarse la falta de imaginación dentro del subsello, y no es que sea malo, sino que realmente no existe diferencia entre los personajes y sus contrapartes clásicas salvo en la edad. La frescura e innovación dentro de historias conocidas fue lo que le permitió a los títulos originales ganarse el respeto de los fans, aquí, es notorio que el título se lanzó para aprovechar el éxito y no se reimaginó a los personajes lo suficiente, dejando al lector con un sabor agridulce.
Todavía se realizó una continuación, llamada ahora únicamente Ultimate Elektra. En esta miniserie se trató de rescatar al personaje y dotarlo de una personalidad propia pero en aras de respetar la continuidad no pasó de ser un mero intento… que posiblemente auguró el porvenir.
Continuará...
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